miércoles, 17 de diciembre de 2014

Boleros y vino, un conjunto perfecto

-Estoy cansada Mer.
-De qué Ana?, le digo mientras ojeo una revista de moda  que he encontrado sobre la mesita del salón  y José Feliciano canta aquello de " Me has echado al olvido" con su voz grave y profunda.
-De luchar...
Ana sigue el ritmo abrazada a si misma, mientras canturrea... No lo hace mal la jodida. 
-Cari, debería estar prohibido escuchar este tipo de canciones a estas horas, si no tienes un hombre al lado que te abrace y baile contigo al compás de rumba bolero, como en la peli de Chayanne, si, esa que hemos visto mil veces.
-Baila conmigo.
-Exactamente corazón. Estás cansada de luchar? 
-Mer, la gente es tan egoísta.. Mientras das, todo va genial, pero llega un momento en que quieres que te den, aunque sea un poco, sentirse correspondida de alguna forma. Yo también necesito un poco de atención, qué me escuchen!. Unas palmaditas en la espalda de vez en cuando, yo que sé!!!
No pienso refutar lo que acaba de decirme aunque una parte de mí, no sabe si sentirse ofendida. Siempre he pensado que estaba cuando me necesitaba.
Ana es más lista que los "ratones coloraos" y mi cara debe ser un poema porque enseguida me dice - No es por ti cariño, realmente no sé que haría si tú no estuvieras para escucharme, para aguantar mis neuras, mis llantos, mis problemas.
Suspiro mientras me abrazo a ella convirtiéndome en su pareja por unos momentos y bailamos en silencio, porque sé que tiene razón, más que un santo.
Sé perfectamente como se siente, lo que duele sentirse utilizada una y otra vez, empaparse de tantas frustraciones ajenas, escuchar con el alma rasgada intentando poner al tiempo buena cara, como dice el dicho, total para qué?...
-Ana, tú eres así, no puedes evitarlo... deberías ser un poco más egoísta y pensar en tu felicidad, en satisfacer tus deseos.
-Habló de putas " la tacones", me suelta con una media sonrisa, mientras levanta una ceja. Tira de mi mano y me arrastra hasta la cocina para abrir una botella de Pintia . 
Me encanta ese vino y ella lo sabe. Sirve dos copas y con un -Por nosotras y nuestras orejas- seguimos bailando a ritmo de "Alma mía".

martes, 9 de diciembre de 2014

de manos y círculos

-Hola Mer!
-Hola Ana!, le respondo plantando dos besazos sonoros en sus mejillas.
Ana siempre sonríe, creo que tiene lo que se llama karma del buen rollito, es muy extraño dejar de ver esa hilera de dientes blancos y perfectos ( lo que hace una buena ortodoncia a tiempo)...
-Qué me cuentas princesa? le suelto mientras le hago un gesto a Carlos para que nos traiga un par de birras.
Ana me mira, abre las manos , pone las palmas hacia arriba y me explica que en cada mano hay un mundo de sensaciones. 
Me limito a arquear las cejas sabiendo que va a continuar con su perorata.
-Tú sabes lo que esconde cada mano? ...
-Todas no... 
Mientras Ana sigue explicando su teoría sobre la conspiración judeo-masónica de cada extremidad, no puedo evitar acordarme de una manos en especial.... unas manos llenas de dedos que eran capaz de transportarme al cielo con la misma facilidad que al mismo infierno.
Unas manos expertas en realizar círculos en mi piel, llenas de calor y de promesas casi siempre incumplidas.
La voz de Ana llega como un susurro a mis oídos , pero no la escucho... yo ya estoy a cientos de kilómetros de esa cafetería, sintiendo esas manos en mi cuerpo , rogando por cada milímetro dibujado en  mi epidermis, por cada roce...
Debo de tener esa sonrisa bobalicona que se pone con los buenos recuerdos, porque Ana coge mi cara entre sus manos y me pide suavemente que vuelva.
-Me encantaría estar en ese sitio al que te has escapado Mer, me dice guiñando un ojo y regalándome una de sus encantadoras sonrisas.
-Y a mí Ana, y a mí...